Se agitan las aguas de la sucesión

Susana Solís Esquinca

Ni siquiera comienza el proceso de transición entre el gobierno saliente con el entrante en Chiapas y las aguas comienzan agitarse. Los neomorenos, encabezados por el senador electo, Eduardo Ramírez Aguilar, han comenzado a reclutar a los cuadros verdes para construir la sucesión de 2024.

La estrategia es iniciar los trabajos de inmediato para allanar el camino e ir posicionando a Ramírez Aguilar en estos seis años y así taparle el paso a quienes quisieran aspirar a la gubernatura del estado; en el abierto anhelo de que él debe ser el próximo gobernador de Chiapas. Para nadie es un secreto que puso piedras en el camino a Rutilio Escandón Cadenas para que tropezara y pudiera ser sustituido en la candidatura, pero no contó que el ahora Gobernador Electo tiene el respaldo firme de Andrés Manuel López Obrador, su hombre de confianza con el que quiere caminar para transformar a Chiapas.

Recién concluido el proceso electoral, en redes sociales se ventilaba que Ramírez Aguilar había ganado por un millón de votos, cien mil más que Escandón Cadenas, en un claro mensaje de que el senador electo había sido un mejor candidato; sin embargo, los datos son relativos, en realidad Rutilio Escandón tuvo a cuatro adversarios reales, dos de ellos de peso, mientras a Eduardo Ramírez le limpiaron el camino al obligar a los demás candidatos a una senaduría a no hacer campaña alguna, así se “guardó” María Elena Orantes, a Diego Valera lo bajaron luego de haber posteado un video incómodo y el Verde y PRI nunca pusieron a candidato alguno para que no le hicieran sombra; de tal suerte, que Ramírez no tuvo ningún adversario a vencer, por lo tanto debió haber sacado más del millón de votos.

Rutilio Escandón deberá estar muy atento a los movimientos que se fraguan en los municipios controlados por el partido Verde, que se volvieron morenos a conveniencia y que ahora se abrirán de capa hacia el partido de AMLO para comenzar a diseñar el futuro; y que inevitablemente traerá consigo golpes bajos y mucho fuego amigo.

Una medalla muy cuestionada

La postulación del exgobernador Patrocinio González Garrido para ser condecorado con la  medalla “Miguel Alvarez del Toro”, por su trabajo ambiental, ha desatado el rechazo de diversas organizaciones no gubernamentales y hasta de actores políticos como el exgobernador Pablo Salazar Mendiguchía.

Lo cierto es que estos “reconocimientos” se han convertidos en “guiños” que se mandan desde el poder para congraciarse con el condecorado y su entorno. Como es sabido, González Garrido es padre de la futura Secretaria del Medio Ambiente en el gabinete de Andrés Manuel López Obrador, y su otorgamiento seguramente obedece a un “querer quedar bien” para todo lo que se avecina. Se trata de prolongar amistades, aún cuando no haya merecimientos. Igual ocurrió con la intentona de otorgar un doctorado “Honoris Causa” al Secretario de la Defensa Nacional, General Salvador Cienfuegos Zepeda, lo cual se frustró luego de los airados reclamos de muchos sectores sociales.

Y no, no es bien visto que exgobernantes o políticos reciban premios de cualquier tipo, porque aún cuando puedan tener el mérito en específico, cargan sobre su conciencia errores imperdonables. Cabe mencionar que en trabajos del medio ambiente, abundan organizaciones civiles que trabajan todos los días, sin aspavientos, por una cultura de conservación y respeto a la biodiversidad.

Así las cosas.