Molinos de viento: Morena se apresta a perpetuarse

Susana Solís Esquinca

El proyecto nacional de Morena es a 40 años. Luego de que le arrebatara al PRI su ideología de “nacionalismo revolucionario” y de ingresar a sus filas cuadros impresentables de todos los partidos políticos, Morena diseña una estructura similar al del Revolucionario Institucional para perpetuarse en el poder al menos cuatro décadas. Los líderes del reciente partido han comenzado a construir una estrategia de coptación de bases a través de los programas sociales, por ello ofrecen a las estructuras organizadas privilegios en la asignación de presupuestos y proyectos a cambio de integrarse a las filas del “Movimiento de la Esperanza”.

El derrumbe del PRI en estas elecciones no solo fue la consecuencia del hartazgo de la ciudadanía por la corrupción, sino que encontraron en Morena una especie de un PRI reinventado, con nuevos cuadros, actores y acciones. A esto se suma que este partido se apropió también de las bases ideológicas del Revolucionario Institucional lo que hará más difícil que el PRI pueda remontar en los siguientes años si continúa presentando su “renovación” con los mismos rostros que le llevaron a la debacle.

Con estos antecedentes, Morena se alista para actuar a la vieja usanza priísta para garantizar su permanencia.

El costo de gobernar para cosechar aplausos

Gobernar un estado como Chiapas requiere de una gran responsabilidad y de tomar decisiones poco populares pero necesarias. Los últimos gobiernos han preferido los aplausos a costa de un grosero endeudamiento que tiene hipotecada a la población. Lejos de poner orden en las finanzas, de mantener una disciplina económica, el arrebato populista los llevó a dejar comprometido financieramente a Chiapas.

Así lo revelan los recientes datos de la calificadora Moody’s de México -según consigna el diario “El economista”, donde Chiapas pasó de una calificación estable a negativa,  “debido en parte a la contracción de la economía local en años recientes, la recaudación fiscal del estado ha caído y sus participaciones federales han crecido a menores tasas, mientras que ha seguido enfrentando importantes necesidades de inversión en infraestructura, lo cual ha ocasionado déficits recurrentes”. Y lo peor, el nuevo gobierno del estado deberá sortear un aumento del déficit en el 2019. Malas noticias para quien heredará una mala administración.

Un gobierno responsable debe entender que de no aumentar la tasa recaudatoria deberá atenerse a las consecuencias de una economía colapsada que afectará a todos los sectores sociales, incluyendo la operatividad del mismo gobierno; pero las administraciones anteriores, lejos de actuar con altura de miras, se dedicaron a regalar el dinero con programas ocurrentes, quitar la tenencia, que aunque moleste a los ciudadanos, era una base de recaudación importante, desestimaron exigir a los alcaldes que hicieran lo propio para cobrar impuestos como el predial y el agua potable, con las consecuencias que todos sabemos, la deuda que heredará la próxima administración será cercana a los 40 mil millones de pesos, incluyendo los adeudos a proveedores.

Se avecinan tiempos peores.

Carlos Molano, el mago

Carlos Molano Robles, fue designado como Presidente Municipal Interino de Tuxtla Gutiérrez el 27 de marzo de 2018, pero tuvo que esperar 70 días para que el Congreso del Estado lo ratificara como tal; una aberrante demora propiciada por personajes del poder que estaban más ocupados en el juego de la sucesión, que atender las demandas de los tuxtlecos.

Hoy, Carlos Molano lo conocen como el mago, porque no obstante las arcas saqueadas que encontró, está resolviendo muchos pendientes con ingenio, lo que no hicieron sus predecesores desde hace 18 años, es decir, poner orden, disciplina financiera y laboral.

Optimizando lo poco que se capta con ingresos propios como el pago de impuestos, derechos y multas, ha dado respuesta a una ciudadanía irritada por los malos alcaldes, revelando además que una calle puede repararse con 120 mil pesos si se utiliza la fuerza de trabajo del personal de la Secretaría de Obras Públicas Municipal y sin necesidad de contratar una empresa constructora.

En el servicio público, la honestidad estorba y estas audaces acciones del alcalde ya le está sumando enemigos, los afectados por haberlos retirado del negocio llamado SMAPA comienzan alentar reclamos inflados, ojalá Molano Robles mantenga el temple y no se deje someter por quienes perdieron privilegios.

Lo lamentable es que a Carlos Molano le queda poco tiempo para poder solucionar el gigantesco desorden y anarquía que las administraciones pasadas hundieron a Tuxtla.