Molinos de Viento: Adiós del DIF
- 08 Ago, 2018
- 291 Vistas
- en: Opinión
Susana Solís Esquinca
Los puntos descritos por
Andrés Manuel López Obrador sobre el actuar que tendrán los
próximos funcionarios sin duda responden al sentir de las mexicanas
y mexicanos, esas cosas obvias que ofenden a la ciudadanía por el
comportamiento soberbio y grosero de los servidores públicos fueron expuestas
en una serie de medidas que deberán observar a partir del primero de diciembre.
Sin embargo, darle “carne
a la plebe” no significa un verdadero cambio como si lo es el hecho
de que el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, cuyas
atribuciones y suponemos personal, pasarán a formar parte a la Secretaría de
Salud, donde siempre debieron haber estado.
Como lo mencionaba la
escritora Sara Sefchovich en su libro “La suerte de la consorte”, donde hace un
repaso histórico del 500 años del papel de las llamadas “primeras damas”, las
esposas de los gobernantes han jugado un papel fundamental en las decisiones de
estado, a veces injusta, a veces forzada, y en ocasiones muy activas.
Aún se recuerda a las
tímidas Nilda Patricia Velasco, Esposa de Ernesto Zedillo, o Paloma Cordero de
Miguel de la Madrid, el activismo folclórico de Esther Zuno de Luis Echeverría,
la extravagancia de Carmen Romano de José López Portillo, quien a pesar de sus
excesos, impulsó la vida cultural a gran escala, o la instrusiva Martha Sahagún
de Vicente Fox, hasta la actriz Angélica Rivera de Enrique Peña, a quien le
sigue pesando el escándalo de la casa blanca.
La creación del DIF tiene
su antecedente en 1929 con el programa social “gota de leche”, de ahí se fue
transformando en el Instituto Nacional de Protección a la Infancia
-INPI-(1961), el Instituto Mexicano de Asistencia a la Niñez -IMAN-(1968), y el
13 de enero de 1977 se fusionaron ambas dependencias surgiendo el Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia.
Cuarenta y un año
tuvieron que pasar para que la clase política reconociera que esta dependencia
-duplicaba programas sociales rivalizando con otras oficinas de gobierno y
cuyos intereses respondían más al clientelismo que al beneficio social.
Lo dicho por Beatriz
Mûller en actos de campaña sobre su desacuerdo en ser llamada “primera dama” y
presidir el DIF, lo ha confirmado su propio esposo Andrés Manuel, aclarando que
el DIF se incorporará al sector salud y con ello terminará esta caduca
tradición de tener ocupadas a las esposas de los gobernantes con actividades
que quizá a varias de ellas no les gustaba pero que tenían que ejercerla por el
simple hecho de haberse casado con un político.
A lo largo de estas
cuatro décadas, los DIF también se fueron convirtiendo para los gobernadores en
la caja chica o trianguladores de recursos públicos, y en algunos casos, con
excesivas atribuciones para aumentarles presupuesto que quitaban a otras
secretarías como salud, educación y desarrollo social.
Por ello, se espera que
esta decisión trascienda también a los gobiernos estatales, porque al pueblo le
enfada que las consortes gocen de muchos privilegios por presidir una
institución y se le otorgue un salario, que eso, en términos llanos, se llama
nepotismo.
Se espera que con esta
decisión se termine una etapa de corrupción en los que también están inmersos
los DIF, de simulación de familias perfectas, de obligar a las esposas hacer un
trabajo que no eligieron y sobre todo, respetar el derecho de las mujeres a
decidir sobre su vida.