Molinos de Viento: ¿Quién cerrará la puerta?
- 08 Ago, 2018
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- en: Opinión
Susana Solís Esquinca
En veintidós días se
escribirá la historia mínima de Chiapas.
A partir del primero de
septiembre entrará un Gobernador Interino que le corresponderá únicamente
entregar la administración pública al Gobernador Electo, el ocho de diciembre.
Se han cerrado las ministraciones, las deudas tanto la pública como la de
proveedores serán saldos negativos que se heredarán y en este corto periodo, al
ungido le tocará la difícil tarea de administrar los conflictos, postergarlos
firmando minutas de compromisos, pero difícilmente habrá recursos para
saldarlos. No hay dinero.
Para esta difícil tarea,
el gobernador interino tendrá que mantener un estado en paz para que la
sucesión sea tersa y sin contratiempos, no más. Para tal cometido se mencionan
varios nombres que podrían hacer este encargo, el primero de ellos, es el actual
Secretario General de Gobierno, Mario Carlos Culebro, quien al haber estado
fuera de la contienda electoral le abona puntos para garantizar una transición
ordenada.
Otro de los mencionados
es el actual Presidente del Congreso, Willy Ochoa, pero difícil que sea el
elegido por sus conocidas pretensiones, y con menos posibilidades es el
excandidato a la gubernatura, Fernando Castellanos, ya que se trata de hacer
una transición sin movimientos abruptos que descompongan el ambiente político y
social. Lo cierto es que esta decisión ya no será unilateral, deberá tomarse de
manera consensuada entre el que se va el 31 de agosto y el que entrará el ocho
de diciembre y cuyo único encargo será allanar el camino para una transmisión
de poderes tranquila y ordenada.
Difícil posición para
quien resulte Gobernador Interino.
¿Dónde está el piloto?
Estamos viviendo una
situación política inédita. Hay un Presidente Constitucional, Enrique Peña, que
ha desaparecido del radar público y un Presidente con mucha actividad pero que
hasta hoy será electo, un impasse que esta rompiendo paradigmas pero que mantiene
en un limbo a los poderes, mientras la violencia sigue creciendo en el País y
los problemas no cesan.
Aún cuando Andrés Manuel
López Obrador sea a partir de hoy Presidente Electo, aún no tiene la autoridad
legal para influir en las decisiones del actual Presidente, quien a estas
alturas debería estar haciendo conclusiones de su mandato o inaugurando las
obras pendientes, pero no, tal parece que dejó la Presidencia a medio año,
después del dos de julio. Una cosa es la cortesía que corre al Presidente Electo
y otra muy distinta que deje de hacer los deberes que por ley le corresponde.
Pareciera que hay una prisa por dejar el poder, de cerrar la puerta con
antelación y en Chiapas ocurre exactamente lo mismo.
Olvido no, perdón si.
Que habrá pasado por la mente de las miles de víctimas de la violencia el llamado que hizo de Andrés Manuel López Obrador en el primer foro para la Pacificación y Reconciliación Nacional, de cambiar la consigna de “ni olvido ni perdón”, para pasar por “olvido no, perdón si”. ¿Qué pensará la madre de una hija asesinada, de una niña violada, de un hijo desaparecido? Antes de llamar al perdón debe atravesarse urgentemente la justicia, porque si no este País va a repetir la misma escala de violencia pero ahora de propia mano.