No hay casualidades



Por: Susana Solís Esquinca 


No es casual que el alcalde mejor evaluado en Chiapas, con un 46.2 por ciento, de los 125 presidentes municipales que tiene la entidad, recaiga en Carlos Morales Vázquez, según la reciente encuesta de Consulta Mitofsky.


Desde el 2003 hasta antes del 2018, los tuxtlecos sufrimos de gobiernos municipales indolentes e irresponsables que prácticamente destruyeron la ciudad por privilegiar sus propios intereses, además de la descarada corrupción.


Y aunque la memoria es corta, todavía se recuerdan las constantes inundaciones, los baches en las principales avenidas o calles con mayor tráfico, la ciudad sucia por la falta de un servicio eficiente, las deudas en limpia, Smapa, etc., etc., y que hicieron de la capital una ciudad descuidada y abandonada, por decir lo menos.


La actual administración ha ido dejando precedente de eficiencia en el trabajo que no es más que gobernar y administrar con responsabilidad.


No es casual que ahora Tuxtla Gutiérrez no haya sufrido severas inundaciones como antaño, debido a un tema fundamental que no se aplicaba y que se llama planeación.


Desde el inicio de cada año, el ayuntamiento se avoca fundamentalmente a dos programas que previenen los daños por lluvias: el desazolve del río Sabinal y las campañas masivas de limpieza donde participan los ciudadanos.


Ante la imposibilidad económica de rescindir el contrato con la empresa de limpia ya que ello representaba un alto costo para el erario, no es casual que el gobierno municipal haya logrado un buen acuerdo con la misma para recomponer las condiciones en la prestación del servicio y que se ha materializado en la colocación de cientos de contenedores que han sido fundamentales para tener una ciudad limpia y saludable.


¿Se acuerdan cuándo todos colocábamos la basura en una esquina o en medio de una calle para que lo recogiera el camión de limpia? Eso ya no ocurre.


No hay un solo día en que no se vea trabajadores del ayuntamiento podando en jardineras, bulevares, parques; bacheando, destapando una alcantarilla o removiendo escombros arrastrados por las lluvias; esto no ocurría porque los anteriores gobernantes preferían pagar a las empresas con las que hacían negocios y no aprovechar al personal del propio ayuntamiento.


La ciudad ha sido más iluminada lo que ha ayudado a que haya menos delitos, -no que desaparezcan porque eso no ocurre ni en la ciudad más segura del mundo-. Lo que si reconocen casi la mitad de la población que otorgaron su calificación a Morales Vázquez en la encuesta de Mitofsky, es que la capital chiapaneca es un lugar más digno, limpio y ordenado.


Queda en deuda, eso sí, el tema de las calles donde se requiere una fuerte inversión para repavimentar o componer muchas de éstas que hoy parecen terracería.


En esto, recuerdo que el gobierno estatal siempre se encargaba de hacerlo; ojalá esos tiempos volvieran porque se necesitan importantes recursos para recuperar muchas calles de una ciudad que ha crecido de manera exponencial.