Entre Tabasco y Chiapas, la diferencia es el valor.
- 29 Dic, 2024
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- en: Opinión
Molinos de viento por: Susana Solís Esquinca
Entre Tabasco y Chiapas, la diferencia es el valor Mientras que en Chiapas a tres semanas de haber comenzado el nuevo gobierno de Eduardo Ramírez, éste presiona a sus funcionarios para dar resultados inmediatos en materia de seguridad, caiga quien caiga, en Tabasco, al gobernador Javier May se le va el estado entre las manos.
Nuestros vecinos tabasqueños están padeciendo lo peor con el cambio de gobierno, no es casualidad que esta entidad se ubique ahora en los primeros lugares a nivel nacional en número de homicidios ocurrido en un día, compartiendo el deshonroso primer lugar con estados como Sinaloa, Morelos y Guanajuato, según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP). Y a los chiapanecos ¿qué? quizá se pregunte, pero el problema es de fondo.
Muchas de las bandas delincuenciales que operan en Tabasco tienen vínculos con las de Chiapas de la zona norte de la entidad y en la región central donde la violencia se exacerbó en los últimos meses; por ello preocupa que Javier May no logre articular una estrategia de seguridad y siga con la narrativa tradicional de la 4T de responsabilizar al pasado para no enfrentar el presente.
La diferencia en lo que está ocurriendo en Chiapas y no sucede en Tabasco se llama VALOR. Hay que ser valiente para encarar de manera frontal a la delincuencia organizada que se encuentra bien equipada con vehículos y armamento; no tenerle miedo como ha dicho Ramírez Aguilar e incluso llamar a los pueblos sometidos a que se subleven contra estas bandas y que al parecer han dado resultado.
Otra diferencia, es que el gobernador chiapaneco no comenzó el 8 de diciembre, sino un día después del 2 de junio en que ganó las elecciones.
Se comenzó a reunir con varios personajes políticos y funcionarios para ir diseñando la estrategia de seguridad, educación, salud, entre otros.
Hizo un programa llamado Plan Chiapas donde se asentaron los antecedentes y posibles soluciones, pero antes, reconoció que se debe recobrar la paz y la tranquilidad si se desea que la prosperidad llegue a esta entidad.
El discurso duro de Eduardo Ramírez podría quedarse en las primeras planas pero no es el objetivo, sino después de las palabras han venido los hechos, con decenas de detenciones de delincuentes y autoridades de seguridad.
Entiendo que la estrategia comienza con desenredar el hilo de la madeja e ir por los “pequeños” o “bases sociales” hasta que llegue el momento de detener a los “grandes”.
Esos narcomenudistas, extorsionadores, son los operadores de los “líderes” que lo mismo bloquean y someten a las poblaciones; sin embargo, al desactivarlos ya no podrían proteger a sus “jefes” en el caso de que sean arrestados. Una estrategia que se avizora va de menos a más. Veremos en los próximos meses hasta donde se alcanza a llegar.
Desquitando la chuleta Desde el minuto uno, el gobernador de Chiapas entró con muchos bríos al grado que así también trae a sus funcionarios, sin sábados ni domingo, toda la semana hay actividades de todo tipo; algunos ya se ven ojerosos, pero ni modo, para eso los contrataron y a desquitar la chuleta.
La potencia y energia del gobernador hace que se mueva el elefante reumático burocrático que hasta los medios de comunicación están tratando de emparejarle el paso. Ya no parece Jaguar, hoy parece Huracán Ramírez.
That’s All.