Molinos de viento: Falta año y medio de amenazas

Susana Solís Esquinca

Esto no termina hasta que termina, dice la frase popular que bien aplica a lo que sucederá en México en los próximos 17 meses. Se comienza a vislumbrar si la cuarta transformación podrá cumplir con todo prometido cuando Trump tendrá ocupado a nuestro país año y medio hasta que logre reelegirse.

El único objetivo de Donald Trump es que México se convierta en tercer país de acogida a migrantes, es decir, confirmar que somos el traspatio de los americanos. A los 45 días o antes, seguramente el presidente estadounidense nos recetará más tuitazos amenazantes porque lo predecible es que no reconozca los esfuerzos del gobierno mexicano para contener la migración.

No, Trump no estará jamás satisfecho de lo que haga México hasta que se cumpla su principal exigencia, que nuestro país se haga cargo de los migrantes.

Lo ocurrido la semana pasada fue apenas la primera escaramuza, por eso no cantemos victoria, el presidente norteamericano no va a desistir, seguirá en la misma ruta y esto nos pondrá en un nuevo escenario doméstico e internacional.

¿Estados Unidos cambiará la política mexicana

Lo innegable es que una gran mayoría de mexicanos continúa siendo fiel al presidente Andrés Manuel López Obrador, sin embargo; el problema con Estados Unidos podría modificar la ruta del cambio prometido.

Si hay aranceles, México entraría en una grave inestabilidad financiera y económica insostenible, de pronósticos reservados, pero si agradamos al vecino de todos modos éste nos obligará a ceder para convertirnos en el tercer país con todas las reformas constitucionales que ello implica, por lo cual, de forma inmediata se tendría quizá reencauzar el presupuesto federal con el fin de fortalecer a la guardia nacional mediante la construcción de nuevas bases militares, más estaciones migratorias para acoger a todos los que lleguen, destinar importantes recursos para que las empresas privadas inviertan en el sureste de México; es decir, mucho dinero que hoy está centrado a la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, el tren maya y la refinería Dos Bocas ¿se cancelará algún proyecto de estos para atender presupuestalmente el tema migratorio o solo se pospondrá?

Lo visible es que la política gubernamental mexicana ha sido modificada por el factor migratorio dictado por Estados Unidos; Trump nos ha puesto la agenda al menos año y medio.

Difícil situación le tocó al presidente López Obrador que deberá sortear la turbulencia entre cumplir lo prometido y a la vez con nuestro irascible vecino; aunado a que es poco el margen de maniobra que tenemos ante la gran interdependencia económica.

¡Pobre México…

Ante estos acontecimientos hoy vale recordar el lamento acuñado por el político y periodista regiomontano, Nemesio García Naranjo y mal atribuido a Porfirio Díaz, ¡Pobre México, tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos!

Y es que en realidad la historia da cuenta que nunca hemos tenido buenas relaciones con el vecino país, los atropellos datan de 1823, tras la consumación de la independencia, hasta aquel suceso humillante y fatídico del 14 de septiembre de 1847 cuando las tropas norteamericanas tomaron el zócalo capitalino e hicieron ondear la bandera de las barras y las estrellas en Palacio Nacional. Ahí cedimos la mitad de nuestro territorio.

Hoy las balas son los dólares que pueden hacernos sucumbir una vez más y por las mismas razones que en el pasado, la clase política ha peleado anteponiendo intereses personales, de grupos y mafias; cegados por la envidia, ávidos de poder; pero nunca privilegiando la unión, la patria y los ciudadanos.

Eso es todo.